Introducción 

overviewimage_withtextAutor: Gordon Trewinnard

En el año 2000, un equipo de especialistas del cine y de la fotografía, encabezados por mí mismo, decidió relatar la historia de los primeros cineastas mediante la recreación de réplicas de las primeras cámaras cinematográficas. Este proyecto, de más de 15 años de duración, se ha llevado ya a buen término, por lo que nos complace presentarles la colección titulada “La carrera del cine”, que abarca el periodo comprendido entre los años 1886 y 1895, en el que se comercializó la primera cámara cinematográfica con éxito comercial. ¡Es pura arqueología cinematográfica!

Los pioneros no lo tuvieron nada fácil: en un principio, solo podían obtenerse rollos de película fotográfica de papel. A partir de 1889, sin embargo, gracias a la película de celuloide fue posible captar una secuencia de fotografías y reproducirlas en movimiento.

Nuestro objetivo fue plasmar esa historia en orden cronológico. La mayoría de las cámaras originales han desaparecido o están guardadas bajo llave en instituciones. Para que nuestros ingenieros pudieran construir copias exactas y operativas, nuestros expertos viajaron por todo el mundo midiendo y fotografiando las cámaras que aún se conservan. En el caso de las cámaras que ya no existen, hemos tenido que trabajar basándonos en las ilustraciones de las patentes. Dichas ilustraciones son, a menudo, un tanto indescifrables, con lo que antaño se pretendía confundir y disuadir a la competencia. Algunas de las cámaras que aún se conservan contienen piezas inaccesibles. En tales casos, nos correspondió a nosotros mismos resolver los rompecabezas mecánicos, guiándonos por las patentes, para que los resultados coincidieran con los aspectos técnicos de las películas subsistentes. Tras poner a prueba todas estas réplicas, muy diferentes entre sí y de una manufactura exquisita, se ha constatado que funcionan tal y como estaba previsto. ¡Y nuestro respeto por los pioneros ha aumentado con creces!

La decimoquinto y última cámara, sin embargo, no es una réplica, sino un cinematógrafo original de los hermanos Lumière. Esta cámara fue diseñada por el gran pionero del cine, Louis Lumière, que más tarde la legaría a su hija Yvonne. Ella, a su vez, la donó a Henri Lumière y de él la obtuvo un museo privado dedicado a los Lumière y situado en Uzès, en el sur de Francia. En los albores del siglo XXI, al disgregarse la colección de dicho museo, se adquirió esta cámara para sumarla a la colección de “La carrera del cine”.

Durante años y años, la humanidad había soñado con registrar el movimiento y el sonido para poder transmitirlos a generaciones futuras. El siglo pasado fue el primero de la historia en conseguirlo: ahora podemos ver hablar y caminar a personas que nos dejaron tiempo atrás. ¡Qué mágico! A veces me pregunto qué sentirían los pioneros del cine si pudieran contemplar a todo color, en movimiento y alta definición la tierra vista desde el espacio o las extrañas criaturas que habitan en el fondo del mar. ¿Qué opinarían de la televisión o de las cámaras térmicas infrarrojas, de los gráficos de ordenador, de los teléfonos inteligentes y de las cámaras que pueden insertarse en el cuerpo humano para facilitar el diagnóstico y tratamiento de enfermedades? Todas ellas derivan del trabajo realizado por aquellos valientes pioneros de la imagen en movimiento, muchos de los cuales perseveraron en su intento a pesar de ser ridiculizados y de enfrentarse a dificultades técnicas y penurias económicas.

El cinetoscopio de Edison nos brindó una efímera ojeada a las posibilidades que encierra este nuevo medio. Más tarde, se celebrarían los primeros pases públicos de películas en Estados Unidos y Alemania, sin demasiado éxito. Pero, desde el punto de vista comercial, “La carrera del cine” la ganaron Auguste y Louis Lumière con su famosa proyección cinematográfica celebrada en diciembre de 1895 en París. Desde aquel entonces, las imágenes en movimiento han generado una industria del cine y de la televisión valorada en un trillón de dólares al año a nivel mundial.

Esta es la historia internacional de las primeras cámaras cinematográficas, así como de los individuos que, con su ingenio, lograron que todo ello fuera posible.

 

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